miércoles, 5 de noviembre de 2014
AYOTZINAPA
(Poema de David Huerta, intervención en Oaxaca)
Mordemos la sombra Y en la sombra Aparecen los muertos Como luces y frutos Como vasos de sangre Como piedras de abismo Como ramas y frondas De dulces vísceras
Los muertos tienen manos
Empapadas de angustia Y gestos inclinados En el sudario del viento Los muertos llevan consigo Un dolor insaciable
Esto es el país de las fosas Señoras y señores Este es el país de los aullidos Este es el país de los niños en llamas Este es el país de las mujeres martirizadas Este es el país que ayer apenas existía Y ahora no se sabe dónde quedó
Estamos perdidos entre bocanadas De azufre maldito Y fogatas arrasadoras Estamos con los ojos abiertos Y los ojos los tenemos llenos De cristales punzantes
Estamos tratando de dar Nuestras manos de vivos A los muertos y a los desaparecidos Pero se alejan y nos abandonan Con un gesto de infinita lejanía
El pan se quema Los rostros se queman arrancados De la vida y no hay manos Ni hay rostros Ni hay país
Solamente hay una vibración Tupida de lágrimas Un largo grito Donde nos hemos confundido Los vivos y los muertos
Quien esto lea debe saber Que fue lanzado al mar de humo De las ciudades Como una señal del espíritu roto
Quien esto lea debe saber también Que a pesar de todo Los muertos no se han ido Ni los han hecho desaparecer
Que la magia de los muertos Está en el amanecer y en la cuchara En el pie y en los maizales En los dibujos y en el río
Demos a esta magia La plata templada De la brisa
Entreguemos a los muertos A nuestros muertos jóvenes El pan del cielo La espiga de las aguas El esplendor de toda tristeza La blancura de nuestra condena El olvido del mundo Y la memoria quebrantada De todos los vivos
Ahora mejor callarse Hermanos Y abrir las manos y la mente Para poder recoger del suelo maldito Los corazones despedazados De todos los que son Y de todos Los que han sido
David Huerta 2 de noviembre de 2014. Oaxaca